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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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15-12-2014

 

 

Sobre héroes y Cuba:   "la piedra que cae y la luna  que no cae"

 

 

SURda

Opinión

Cuba

Fernando Moyano

 

 

 

COMENTARIOS A LOS COMENTARIOS DE ROLANDO ASTARITA

.   .. alguien que descubre identidades entre hechos contradictorios. Relaciones entre hechos aparentemente remotos. Alguien que revela la la identidad bajo la diversidad, la realidad bajo la apariencia. Alguien que descubre que la piedra que cae y la luna que no cae representan un solo y mismo fenómeno.   Ernesto Sábato   , Sobre héroes y tumbas

¿VICTORIA O PELIGRO?

El comienzo de una nueva etapa de relaciones entre EEUU y Cuba, y las reformas en la gestión estatal y regulación de la economía privada del último período ha motivado variadas reacciones en la izquierda latinoamericana.

No me interesa andar cobrando cuentas viejas, la inflación las desvaloriza y es más cara la gestión de cobro que el importe (es la impresión que me producen algunas discusiones actuales sobre el tema entre distintas corrientes políticas). Pero no puedo aceptar que cerremos los ojos ante la realidad, hay que aprovechar lo que pasa para pensar lo que pasó.

Cuenta vieja o cuenta permanente, hay algo impostergable: terminar de una vez con aquello de   “no hacerle el juego al enemigo”   y silenciar las críticas. ¿No es suficiente ya la lección de lo vivido?

Fue el silencio de la izquierda, cómplice o ingenuo, lo que favoreció el derrumbe del llamado “socialismo” y la instalación del capitalismo en la URSS, Este europeo, China, Vietnam, etc. (con las variantes del caso), y esa es hoy la discusión sobre Cuba.

Es   IMPOSIBLE   tener hoy una posición política seria sobre el presente y posible futuro de Cuba sin resolver algunas cuestiones básicas.

¿Hay   socialismo   en Cuba? ¿Lo hubo alguna vez? ¿Hay capitalismo? ¿Hay o puede haber alguna cosa que no sea ni lo uno ni lo otro? ¿Hacia dónde va Cuba?

Todos tenemos deseos y esperanzas, pero eso es otra historia. Si no hay condición humana sin deseo, tampoco hay deseo mentalmente sano sin   criterio de realidad   .

¿Forma parte Cuba del “socialismo real”? ¿Y qué fue ese fenómeno, cuál su naturaleza social y sus causas? ¿Era una deformación o degeneración del socialismo, o una falsificación; había una clase dominante explotadora; era una forma de capitalismo de estado? Y Cuba ¿es una falsificación, una deformación, hay una clase explotadora, hay capitalismo de estado? ¿Es posible un “socialismo de isla”? El fin del bloqueo ¿fortalecerá las tendencias socialistas o las capitalistas? ¿O acaso sigue todo igual y no habrá fin del bloqueo, y más aún, sería “   mejor” que no lo hubiese   ?

Apruebo los buenos deseos, pero si reducimos a eso nuestra política, y a agitar la bandera, después nos va como nos va. Nuestra comprensión de los hechos tiene que ser capaz de entender coherentemente la Revolución Cubana en su contexto, y si la URSS y Cuba son parte de un mismo fenómeno también hay que dar cuenta de esa particularidad que hace que mientras la URSS cae hacia el capitalismo (al menos en su forma típica) Cuba se haya venido resistiendo esa caída. Pero ¿está o no está Cuba dentro del mismo campo gravitatorio?

UNA INTERPRETACIÓN POSIBLE

Voy a referirme aquí a lo planteado por Rolando Astarita en su nota en dos partes   Cuba: crisis, globalización y giro al mercado   (1).

Mi posición es en gran parte coincidente con la de él con algunas diferencias menores, y tal vez alguna no tan menor. Algunos aspectos que él no toca los trataré en otra nota comentando el reciente artículo de Claudio Katz   China, un socio para no imitar   (2). Vamos por partes, primero una síntesis de la idea de Astarita, hecha desde mi propio punto de vista.

1. Cuba es caso de las formaciones de “socialismo real”, con especificidades importantes. Ese fenómeno histórico es un modo de producción diferenciado, ni socialista ni capitalista, que Astarita llama “estatismo burocrático”. En las últimas tres décadas hemos visto la transformación de estos regímenes no capitalistas en capitalistas. Esta transformación es resultado de sus propias contradicciones internas, sus limitaciones históricas insuperables, y la crisis que de ello resulta.

2. En un primer momento de esa transformación, Cuba recorre temporalmente un camino en sentido contrario, hacia una mayor intervención del Estado y centralización de la economía para afrontar el “período especial” que viene a partir de la caída de la URSS. Esto dura aproximadamente una década.

3. Las dificultades debidas a causas estructurales (baja productividad de la economía cubana) terminan provocando un “giro pro-mercado” en la política del gobierno cubano, al principio muy lentamente, y acompañado por un crecimiento de la economía, que además empieza a ser beneficiada por la ayuda venezolana y otros acuerdos ventajosos. Pero el contexto de la crisis mundial de los últimos años, las dificultades actuales de Venezuela, el deterioro de la balanza comercial de Cuba, etc. van acentuando ese giro. Es en ese contexto que debemos ver los eventos actuales.

Según Astarita no se puede interpretar el fin del bloqueo ni como resultado de la debilidad del imperialismo ni como un triunfo de la lucha antiimperialista. En vez de ello, sería el resultado de un cambio de estrategia del imperialismo, que siempre tuvo ante sí dos alternativas. Una, buscar el derrocamiento del gobierno cubano -por la agresión directa o el desgaste y la promoción de la oposición-; la otra, fomentar la inversión privada en la isla y estimular su desarrollo capitalista “de base” aprovechando sus puntos débiles. El giro actual es hacia esta segunda alternativa.

No se lo puede atribuirse a la debilidad del capitalismo norteamericano, porque éste no necesita del mercado cubano para recuperarse. Ni tampoco a la lucha “antiimperialista” porque si bien la dominación de EEUU enfrenta actualmente resistencias, esto incluye movimientos   “de corte reaccionario, claramente anti-socialista, y actúan como factores de división y enfrentamiento interno de los pueblos “.

Esto no obstante, también es una victoria del pueblo cubano:   “Por supuesto, hay que destacar que Cuba ha logrado resistir el bloqueo y múltiples agresiones por parte de EEUU durante décadas. Pero esta resistencia no es sinónimo de avance al socialismo. Desde hace ya muchos años que no hay lugar para hablar siquiera de alguna forma de “transición al socialismo”, o de avance hacia la socialización efectiva (esto es, el control directo de los trabajadores) de los medios de producción en Cuba. La realidad es que la economía cubana está estancada, y la clase obrera está excluida de la dirección efectiva del país... [...] cuando se habla de estancamiento y crisis de la economía de Cuba no se niegan los logros en salud y educación. Cuba cumplió con los objetivos del milenio de la ONU; tiene la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina, su tasa de mortalidad materna es una de las menores a nivel internacional; está ubicada en el puesto 14 a nivel mundial del índice de Educación Para todos; la expectativa de vida al nacer es de 79 años; su sistema de seguridad social es superior al de la mayoría de los países subdesarrollados; y ocupa el puesto 51 entre 187 países en lo que hace a desarrollo humano (Informe 2011, PNUD). Sin embargo, estas cifras no deben ocultar la gravedad de su situación económica y social”.

Hasta aquí, muy escuetamente planteada, la posición de Astarita, que comparto en lo fundamental. He citado en detalle algunos fragmentos que indican que no desconoce el valor de la Revolución Cubana, adelantándome a lo que considero un grave prejuicio político de muchos defensores de Cuba, que rechazan cualquier crítica a ésta cerrando los ojos a la realidad para “estrechar filas”. Miran solamente el aspecto heroico de la historia de Cuba, y así terminan desconcertados ante este tipo de hechos.

Astarita hace un exhaustivo análisis de la naturaleza del “socialismo real” o “estatismo burocrático”. Pero si bien es muy rico en el caso de la URSS, no lo es tanto para explicar el caso cubano. Es convincente sobre las raíces de la restauración capitalista en Rusia y demás países de la ex URSS y Europa del Este; la recorrida que hace del proceso retardado y no lineal de su repetición en Cuba es mucho más somera.

Por otra parte, si hay una diferencia entre Rusia y Cuba “al salir” (restauración capitalista), hubo también una diferencia muy importante “al entrar” en ese fenómeno histórico de pseudo-socialismo, que no puede dejarse de lado. En estas notas Astarita apenas se ocupa de ese proceso inicial, tanto en un caso como en el otro.

Para la Revolución Rusa esta simplificación de Astarita en esta nota concreta (no en el conjunto de su producción) no es importante porque se ocupa de eso en otros trabajos, y se remite a autores conocidos que han tratado el tema ampliamente, incluyendo la referencia elogiosa (que compartimos) a quien puede considerarse el iniciador de esta línea de pensamiento analítico, Christian Rakosvky (3). Pero el caso de Cuba es muy diferente, y no se lo puede resolver simplemente como un caso más de   estatismo burocrático,   si bien el centro del problema está en comprender esa categoría.

El proyecto revolucionario ruso resulta frustrado y deformado por el aislamiento en el que queda luego del fracaso del auge revolucionario en el Este y Centro de Europa entre 1919 y 1921. La agresión imperialista que sufre la revolución es contenida por la coyuntura internacional de la post-guerra, plena de dificultades también para las potencias imperialistas. Todo esto, unido a la vastedad de territorio y recursos, abre la tendencia a la autarquía (“socialismo en un solo país”) propia del estalinismo de la primer etapa.

LA FRUSTRACIÓN DEL SOCIALISMO EN CUBA

Las dimensiones e inserción internacional de Cuba son totalmente diferentes y también la época histórica en la que ocurre su revolución. Eso hace que una "repetición" del caso no sea posible. La agresión imperialista es sostenida y firme, aunque la contención es de tipo muy diferente. El auge de la lucha revolucionaria en nuestro continente a continuación de esa revolución es mucho más limitado que en caso europeo de los años veinte. Aquí, el triunfo en Nicaragua llegará recién luego de veinte años, en un contexto totalmente diferente cuando el agotamiento del impulso inicial ya había mordido su presa. Más que la soledad, el problema de Cuba fueron las “malas compañías”.

No entró en un proceso revolucionario de intención socialista por el triunfo de una fuerza política   explícitamente   socialista, sino por lo que impone la lógica de hierro de nuestro tiempo a pesar de las limitaciones de los programas políticos explícitos.  

Ocurrió, porque   para llevar hoy adelante una profunda transformación de justicia social NO HAY OTRA FORMA   . Esa es   la gran lección histórica   de la Revolución Cubana, y me resulta asombroso que se pierda esto de vista y se entre en discusiones sin sentido sobre la “revolución democrática antiimperialista” o sobre la “pequeño-burguesía radicalizada”.

La deformación burocrática del proceso cubano tuvo también otras causas, y vino también forzada por los hechos. Por supuesto que podemos hablar de las ideas “estalinistas” de sus dirigentes, pero eso es nuevamente poner las cosas de cabeza, tomar el efecto por causa.

Lo asombroso es que es al revés, el   marxismo revolucionario cubano original es muy avanzado   para su época en el plano teórico (y por supuesto de mente abierta) en relación a la nueva y combativa -pero inexperta- clase obrera cubana de principios del Siglo XX. El asesinato de   Julio Antonio Mella   (fundador del Partido Comunista) por un esbirro estalinista precede en diez años al de Trotsky.

Luego vino el corset estalinista. La Revolución Cubana sobreviene a partir de una izquierda “no marxista”, y   por eso mismo   es que tiene lugar. De otra forma no hubiese existido.

Busquemos el origen de la deformación burocrática de la Revolución Cubana allí donde lo vamos a encontrar: en la debilidad estructural de una clase obrera descabezada y encorsetada, en una situación internacional especialmente difícil, y en la contracara de ese “salto mortal” que pega su dirección, de cuya audacia hemos hablado. Como la araña de la metáfora de Kierkegaard, salta al vacío sin ver a donde va. Cae donde cae.

Por cierto, el oportunismo de la dirección cubana es parte constitutiva de eso que pasó: “soy marxista-leninista” en la versión soviética (que incluyó la aprobación a la intervención soviética en Checoslovaquia, etc.). Pero es difícil imaginar que con esos componentes y ese punto de partida pudiese resultar otra cosa.

Así, la Revolución Cubana se metió en la   vía muerta   del “socalismo real” (o “estatismo burocrático”, o “colectivismo oligárquico” como lo llama “Emmanuel Goldstein”, el personaje de Orwell que parodia a Trotsky). Cuando se metieron en esa vía muerta no sabían a donde conducía, o peor, creían saber lo que no era. Cuando la vía terminó en el abismo y quedaron colgados, de nuevo hicieron lo que pudieron. Tiene razón Katz cuando habla de “Epopeya”. Pero no queramos sacar de allí un modelo de socialismo.

Lo cierto es que el lento proceso actual de expansión del capitalismo en Cuba no es una cuestión episódica, tiene las raíces -lo mismo que el proceso de caída de la URSS o la transformación capitalista de China- en la naturaleza del "estatismo burocrático" en que desemboca la   revolución de intención socialista   en Cuba.  

La posibilidad de que la Revolución Cubana se extendiese a toda Nuestra América es otra historia. Prefiero hablar de ese tema, como dije, comentando el artículo de Katz   “China, un socio para no imitar”.

¿Y AHORA QUÉ?

Todo el tema es complejo y aquí solo he pretendido tirar acá algunas líneas, trataremos de continuarlo en la medida de las posibilidades, y de la discusión que espero vayan suscitando los varios aportes que aparecen, entre ellos los de los compañeros a los que hicimos referencia.

La Revolución Cubana abrió un proceso continental de lucha revolucionaria. De alguna manera toda la izquierda latinoamericana actual es hija de ese proceso. El devenir contradictorio de Cuba durante más de 50 años ha motivado todo tipo de reacciones.

Hace tiempo que ha dejado de tener sentido esperar la “realización del socialismo” en Cuba, al menos en este contexto histórico concreto. La palabra “socialista” se sigue usando más bien en un sentido ritual, pero sin ningún significado definido.  

En la perspectiva actual de Cuba, es evidente que la tendencia a la expansión del capitalismo será más fuerte que una posible evolución en sentido socialista, que aún no se sabe ni lo que es. Y de la dirección cubana no se puede esperar otra cosa que la conciliación con ese proceso capitalista. No por eso caeríamos en la trampa de una "revolución política". Sí en cambio una lucha por la expansión de la participación democrática de base en la resistencia a la restauración capitalista. Esto es tema para otra discusión.

Desprovista de hecho de un contenido socialista, la causa cubana de este tiempo siguió teniendo para la izquierda latinoamericana   al menos   un sentido antiimperialista. Ahora, que el grado de confrontación con el imperialismo yanqui podría irse atemperando mientras continúa la expansión en Cuba de distintas formas de economía capitalista, ¿en qué quedará esa identificación afectiva con Cuba?

Creo que, en vez de limitarnos a seguir prendidos al recuerdo emotivo del “Maracaná” de la lucha revolucionaria latinoamericana, habría que discutir seria y firmemente sobre esta experiencia, para pensar un futuro.

Referencias   :

1.   http://rolandoastarita.wordpress.com/2014/12/27/cuba-crisis-globalizacion-y-giro-al-mercado-1/   y   http://rolandoastarita.wordpress.com/2015/01/02/cuba-crisis-globalizacion-y-giro-al-mercado-2/

2. hrrp://   http://www.aporrea.org/internacionales/a200283.html

3. “Los peligros profesionales del poder”.   https://www.marxists.org/espanol/rakovski/1928/08-1928.htm   .   Ver una selección de materiales de Rakovsky en inglés http://www.marxists.org/archive/rakovsky/   en francés   http://www.marxists.org/francais/rakovsky/index.htm

 

 


 
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